"Les traigo mi corporalidad para que puedan encontrar la suya. Les ofrezco un camino, tómenlo y luego cambien el rumbo. Vivan el krump con los códigos de la danza krump. Crean y compartan su historia. Hagan que el cuerpo se vuelva algo épico.”
Verdadero góspel bailado, el krump es una danza urbana con una reivindicación y una liberación: un ejercicio de control de la energía, una vuelta a uno mismo para encarnar un personaje, entre dejarse llevar, controlar y aislar el movimiento, del impulso al impacto. El movimiento krump, una danza muy codificada, exige hablar en voz alta dentro de un círculo y experimentar diferentes estados corporales. Cada movimiento está habitado. Gracias a los fundamentos, se busca la energía en el centro, la fuerza en el suelo -stomp- antes de proyectar la mirada para interceptar la del otro –chest pop - y decirle lo que el cuerpo y las manos afiladas –arm wings- vienen a precisar, como en un orador hábil e incisivo. Krump es la expresión de una interioridad en constante evolución, atravesada al mismo tiempo por sentimientos muy variados, a menudo opuestos, a veces monstruosos, humanos.